En Latinoamérica fallecen cada año cerca de 6.500 niños menores de 14 años en siniestros viales. Este dato confirma la enorme inseguridad vial que existe en estos países y pone de manifiesto el esfuerzo que debe realizarse para mejorar la seguridad vial de los más pequeños.
Así se desprende de un estudio que el Instituto de Seguridad Vial de FUNDACIÓN MAPFRE ha presentado en Buenos Aires. ‘Asientos de seguridad para niños. Situación en Iberoamérica y el Caribe’ es el primer informe que se realiza sobre esta materia de forma conjunta en la zona, y con él se quiere realizar un diagnóstico de la seguridad vial infantil en Latinoamérica e identificar las áreas prioritarias de acción para prevenir y reducir dicha siniestralidad.
Como no puede ser de otra manera, la mejora fundamental de la seguridad vial de los niños viene dada por el uso de sillas y elevadores adaptados a su talla y peso, y siempre con el cinturón de seguridad abrochado, incluso en las distancias cortas. Como sabemos, hay que protegerlos siempre por lo que pueda pasar, sin esperar a que nada ocurra, ya que en caso de colisión no habrá tiempo de tomar ninguna medida que no se haya tomado antes.
El uso de los sistemas de retención infantil reduce entre un 50 % y un 90 % las lesiones graves y mortales en los menores. En este sentido, es clave que los países latinoamericanos desarrollen una normativa técnica sobre el uso de sistemas de retención infantil, para que las sillas estén homologadas y sean seguras para los niños, así como evitar que coexistan legislaciones diferentes en un mismo país.
En ese sentido, hay que subrayar que en El Salvador, Guatemala, Perú y República Dominicana no existe legislación específica sobre asientos de seguridad infantil, y que en otros países como Honduras y Nicaragua la ley sobre esta materia es todavía demasiado básica.
Para mejorar esta situación, la seguridad vial tiene que ser una prioridad y por tanto hay que promover el número de campañas informativas y de concienciación para que los padres se den cuenta de la importancia que tiene la seguridad a la hora de prevenir accidentes, ya sea utilizando los sistemas de retención más adecuados, no consumiendo drogas y alcohol mientras se conduce, respetando los límites de velocidad y utilizando el casco si se viaja en moto.
La seguridad vial es cosa de todos
De hecho, el incumplimiento de estas normas son algunas de las principales causas de mortalidad en la región. El informe de FUNDACIÓN MAPFRE también hace hincapié en la labor que deben realizar la Policía y los cuerpos de seguridad de los países latinoamericanos a la hora de vigilar el cumplimiento de las normas de circulación y el uso de los sistemas de retención infantil.
Los países que mayor esfuerzo tienen que hacer para mejorar la seguridad infantil son El Salvador, Ecuador y Venezuela, con 95, 73 y 60 menores fallecidos por cada millón de habitantes respectivamente. En estas regiones la normativa es menos rigurosa y específica y es donde menos concienciados y sensibilizados están los conductores.
Por el contrario, los países latinoamericanos con menor número de víctimas infantiles son Puerto Rico, Guatemala, Colombia, Brasil y Chile. Cabe destacar que la tasa media de mortalidad infantil anual por tránsito en estos países es de 42 fallecidos por millón de habitantes, una cifra muy superior a países como Suecia, España y Portugal, donde dicha tasa es de 11 niños fallecidos por cada millón de habitantes.
Según el informe, si los países latinoamericanos tuvieran la misma tasa que estos países europeos, todos los años se salvarían en América Latina un total de 4.800 menores. La siniestralidad relacionada con el tráfico es la primera causa de muerte violenta en la infancia. Los responsables de la seguridad de los niños son exclusivamente los adultos, sobre todo conductores y educadores, y a ellos les corresponde el deber de corregir esta situación.