Tú eres el primer responsable de tu seguridad, y ello empieza por tenerte a ti a punto, -para ello estos consejos de conducción más segura- pero también tu moto. Vamos a por ello.
El buen estado de tu vehículo es fundamental para que la «seguridad activa», en la que estamos trabajando, no se convierta de golpe -nunca mejor empleada esta fraseen la necesidad de que actúe la «seguridad pasiva»: casco, espaldera… equipamiento en general, en caso de que lleguemos a tomar contacto contra el asfalto, otro vehículo, o los guardarraíles.
En las estadísticas de accidentes los fallos mecánicos son minoría, algo lógico al ver que la mayoría son bastante nuevas (un 67% tiene menos de cuatro años de vida).
Sin embargo, algo que no se puede considerar «fallo mecánico», como sería llevar las gomas perfectamente hinchadas, sí puede fácilmente evitar un accidente.
Bastan cinco décimas menos en la rueda delantera para que la moto sea inestable en recta, la dirección se vuelva pesada, la moto «fl anee» al apoyar en entrada en curva, y cuando frenes tienda a no entrar en el viraje.
Lo mismo atrás puede signifi car problemas de movimientos oscilatorios en fase de aceleración a la salida de las curvas, mala estabilidad general, e incluso pérdidas de adherencia en determinadas situaciones.
Cuando compres tu moto, un truco: como en los automóviles, esconde una «chuleta» bien visible -un trozo de cinta adhesiva con la leyenda en rotulador permanente, por ejemplo- que te recuerdes las presiones correctas, que habrás leído en el libro de instrucciones o, mejor, comentado con tu «neumatiquero» favorito.
Piensa que, aún si no puedes vivir sin gastar mucho dinero en equipar tu moto con un escape de la industria auxiliar que mejore tus prestaciones, el aire de la gasolinera es ¡gratis! Igualmente ocurre con los frenos.
Comprueba periódicamente el grosor de las pastillas de freno: recuerda que cuando «queda poco», menos de medio milímetro, apenas aguantan el calor y se pierde efi cacia.
Fallos habituales:
- Montar neumáticos fuera de uso, gastados o deteriorados por la acción del tiempo. > Llevar las presiones de las ruedas demasiado bajas.
- Mala regulación de suspensiones, que intervienen negativamente en la estabilidad.
- Frenos en mal estado a causa de falta de pastillas, líquido avejentado, o discos deteriorados.