Me ha llamado la atención la existencia de este post en el blog de Pedro Arnella, conocido formador de conducción avanzada que lleva casi treinta años trabajando en ese sector. El caso es que Arnella habla del carácter corporal del conductor, y se remite a los estudios del japonés Aruchika Noguchi denominado Taiheki, 体癖, que puede traducirse por “el hábito del cuerpo”, donde explica cómo el cuerpo condiciona la forma de comportarnos.
Siguiendo esta referencia, resulta que las personas que físicamente comparten parecido presentan un comportamiento también similar. Durante años, Arnella estuvo estudiando esta tesis y la vinculó al mundo de la psicología de la conducción, realizando una clasificación en cinco tipos de conductores que se manifiestan de diez formas diferentes.
Lógicamente, y como toda tabla de clasificación de rasgos psicológicos, esta adaptación del Taiheki sirve más para ver tendencias que para evaluar de forma drástica a los conductores, ya que cada persona puede presentar estas características más puras o más mezcladas. En cualquier caso, en función de esta clasificación, Arnella distingue los siguientes tipos de conductores:
- Conductor mental. Su aspecto es estirado y vertical. Fiel a sus principios, es respetuoso con las normas. Sin embargo, vive muy en su mundo, de manera que es bastante proclive a la distracción. Cuando se despista, no comete errores demasiado graves.
- Conductor emocional.Su aspecto es redondeado. Es instintivo y espontáneo, y se deja llevar por su estado de ánimo. No suele profundizar en sus técnicas, pero si lo hace alcanza un buen nivel por puro instinto. Eso sí, lo pierde con facilidad si no practica.
- Conductor dinámico. Su aspecto es atlético. Aprende con la misma facilidad que desaprende lo aprendido, ya que no se interesa demasiado por destacar en la conducción, a no ser que tenga a alguien que lo observa.
- Conductor competitivo. Su aspecto es compacto y retorcido. Conduce con visceralidad, sin cometer errores graves a no ser que se pique con alguien, lo que sucede con relativa frecuencia. Es propenso a asumir un mayor nivel de riesgo vial.
- Conductor intuitivo. Su aspecto puede ser condensado (bajo y compacto) o corpulento (bonachón y relajado). Suele verlas venir de lejos, por lo que es capaz de hablar o pensar en otra cosa mientras conduce y no cometer ningún error grave.
Como se desprende de lo que se especifica para cada tipo, los primeros tres primero piensan y luego actúan, mientras que en los dos últimos casos la situación se da a la inversa. Además, cada uno de estos tipo de conductor se subdividen en dos dependiendo de un rasgo: activo o pasivo. Así se entiende, por ejemplo, que el conductor intuitivo pueda presentar dos morfologías diferentes.
Son características que nunca me había parado a considerar. Hombre, sí que es cierto que cuando uno va conociendo gente que se ve en ese momento tan crucial de la vida como es aprender a conducir (y, sobre todo, a circular) tiende a establecer sus propias reglas, sus propios prejuicios (en un aspecto positivo, constructivo) en cuanto a edad, género, aficiones, compañías de grupos de iguales… Incluso por algo tan poco científico como los signos zodiacales he llegado a intuir yo algunos rasgos comunes a algunos alumnos, no me avergüenza reconocerlo.
Y lo más curioso es que los esquemas cuadran, los prejuicios bien entendidos ayudan a prever por dónde saldrá el alumno antes de que lo haga. Muchos de los míos se quedaban entre maravillados y perplejos cuando les respondía a lo que estaban pensando sin que hubieran dicho ni media, a lo que yo con un poco de sorna les replicaba: “No te importa que me haya metido en tu cerebro, ¿verdad?”
Ahora bien, lo de la constitución física me ha llamado poderosamente la atención. ¿Qué ocurrirá cuando el conductor envejece y sus características morfológicas varían? Porque, dejando de lado si ganamos peso con los años o no, hay rasgos que varían con el paso de los años. ¿Cambiarán en el mismo sentido las actitudes del conductor?