Este es un tema que se relaciona con otro que llevo pensando varios días. En Mérida, ciudad donde resido, se instalaron hace algo más de un mes una serie de cámaras de vigilancia para controlar la doble fila en ciertos puntos de la ciudad (la calle Marquesa de Pinares y la avenida Juan Carlos I). Para quienes no conozcan la ciudad, no es de mucha utilidad ubicar las calles, a menos que diga que son zonas de comercio con pocas posibilidades actualmente para aparcar en condiciones.
La doble fila es un fenómeno habitual y molesto que, sobre todo en la calle Marquesa de Pinares se agrava por el hecho de ser una calle de un solo carril por sentido y línea continua que dificulta el “esquivar” los que estén en doble fila. En principio las cámaras fueron instaladas para monitorizar la necesidad de vigilar de forma activa (con policía) los estacionamientos en doble final, pero la presión vecinal (más bien de los comercios de la zona) han hecho desistir al ayuntamiento y retirar las cámaras.
Doble fila significa más clientes
La razón esgrimida es que sin doble fila no hay suficientes aparcamientos en la calle y se pierden clientes. Menos gente que aparca, menos gente que se acerca por la zona y menos ventas. Sin embargo la doble fila en horas punta perjudica el tráfico porque es más lento, más conflictivo y se genera más estrés. ¿No hay otras soluciones? Desde luego, fomentar o tolerar la doble fila no parece la mejor forma de incrementar las posibilidades del pequeño comercio, al menos a costa de… los demás.
Y aquí es donde este tema se transforma en la otra idea que me ronda la cabeza desde hace días: ¿cómo mejorar las posibilidades de que el pequeño comercio mantenga un flujo de clientes (o potenciales clientes) sin que se vean obligados a aparcar mal, o a ir caminando? Una de las primeras formas de incentivo me parece la “subvención” del aparcamiento. Del parking, mejor dicho. De alguna manera se podrá llegar a un acuerdo entre comerciantes y parking para establecer una especie de “descuento del pequeño comercio”, por ejemplo que al realizar una compra se entregue un vale por valor de 30 minutos en el parking X, y que el abonado pague la diferencia si se pasa de esos 30 minutos.
Sinceramente, veo bien que se pretenda beneficiar al pequeño comerciante. No veo tan bien que, para ello, se convierta una calle ciertamente exigua en algo todavía más estrecho por ese motivo. Las cámaras de vigilancia… parecen un poco agresivas, pero en ocasiones conviene tener algún elemento disuasorio que resulte más asequible que poner una pareja de municipales haciendo 30 rondas durante la mañana para asegurar la fluidez del tráfico. Las opciones parecen pocas, ¿qué haríais vosotros?